Grandioso,
Exigente, Intenso, Increíble e Inolvidable. Cuando arrancamos, parecía
todo tan lejano, si bien la cumbre parecía estar al alcance de la mano.
Las distancias eran largas, los senderos interminables y la playa ancha que
agota la mente de cualquiera. Luego vino el refugio, el bonete, la escalada
técnica y el “médico”.
Rescato varios momentos que me sacudieron emocionalmente: Cuando una de mis
compañeras llega al refugio (no sabía si gritar, llorar, abrazarla… por las
dudas hice todo), cuando la pareja decide bajar (entendí la decisión como
pareja, pero como grupo la sufrí), cuando escuchamos por radio que el
guardaparque confirma que otro del integrante del grupo debe bajar por la
saturación del bendito oxigeno (me quebré, no quería seguir). Al fin llegó
el día de cumbre. Hacia mucho frío, el guía me despierta (en realidad no
había dormido) y le dije que me quedaba en la carpa que ellos siguieran, mi
cabeza no había podido procesar todo, pero insistió hasta que logró que me
cambiara. Y arrancamos sin saber lo que nos esperaba. Llegamos a
Independencia, sólo recuerdo mi cansancio y el malestar estomacal, me quería
volver. Y sin esperarlo, recibí unas palabras de aliento de un “extraño” y
pensé: tengo que poder, por mis hijas y por todo el equipo tengo que poder.
No recuerdo mucho más, sólo que caminaba y todo el tiempo me repetía que
faltaba un paso menos. Hasta que llegamos a las cuevas, charla fuerte donde
pusimos en común el estado de cada uno… y decidimos seguir a la cumbre. De
todo este trayecto, sólo recuerdo las miradas, que tanto decían: ansiedad, cansancio, complicidad e intentaban transmitir fuerzas y coraje. Y así llegó la cumbre!!!!!!! Sencilla e increíble. Nos abrazamos y lloramos
tanto. Anotamos a todo el equipo en el libro de cumbre, sacamos algunas
fotos y el dolor de cabeza se hacia cada vez más fuerte… era el momento de
bajar. Si subir nos había costado, bajar fue peor. Nunca imaginamos todo lo
que faltaba y lo que nos iba a costar. Al fin llegamos a plaza de Mulas y
sin pensarlo, fuimos directo a la carpa Bar en busca de alguna gaseosa para
poder brindar. Los festejos siguieron en el refugio, primero con una buen
baño, luego con un almuerzo majestuoso y a la noche llegó el champagne.
Fueron 15 días de mucha exigencia física y mental, de carencias de todo tipo
y de mucho compañerismo. Este grupo pasó a formar parte de mi vida, gracias
por cada momento que compartimos. Lo que logré fue gracias a cada uno de
ustedes. Mil gracias!!! De esta experiencia me quedaron estas palabras para
la vida “…no pierdas de vista tu objetivo… la vida es hoy!!!”
Mariela Vecchi
La
primera palabra que se me viene a la mente es simplemente I N C R E
I B L E . Fue un desafío durísimo, sin que esta palabra logre
describir en toda su magnitud lo duro que fue. Hacer una descripción
de todo el viaje, sería la narración de un cuento con todas las
anécdotas vividas, pero creo que lo mejor es contarles lo que
significa para mi.
Sin dejar de lado la belleza, encanto, inmensidad e interacción de los
paisajes, lugares, montañas, glaciares, cielo, estrellas, etc., la
montaña es un lugar especial y la gente que la visita también.
Para mi la montaña es el lugar donde uno se muestra tal cual es, sin
condicionamiento de roles, conceptos, imagen o apellidos, cosas que en
la rutina diaria es difícil lograr. En la montaña somos todos iguales,
solo dependiendo de nuestra fortaleza y adaptación al medio. Esta
forma de vivir la montaña acentúa los valores y sensibiliza nuestros
sentimientos y aprendemos a revalorizar los pequeños placeres de todos
los días, y a disfrutarlos cuando los recuperamos. La rusticidad de la
vida de montaña, hace que los problemas de abajo sean relativamente
menores a la importancia que le asignamos cuando se presentan, y este
enfoque permite darles una solución más fácil.
Para el Aconcagua hay que ser una persona fuerte, entendiendo por esto
el aspecto físico, mental y espiritual, son 15 días de carencia y
extremada exigencia física. El desafío del ascenso es encontrar tu
propia cumbre e ir conociendo y empujando tus límites. En mi caso
particular, el chequeo médico me hizo descender de los 6.000 mts., a
solo un día de lograr la cumbre, pero acepté resignar la misma, a
pasar la primera navidad de mi hijo en casa y sano.
...estas palabras transmiten mucho menos de lo que significó para mi.
Luis Rodríguez
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La seguridad imposible y la solidaridad increíble
...Es imposible garantizar seguridad en
el Aconcagua.
Además, si fuera un cerro seguro, no sería tan célebre.
Tampoco sería uno de los más visitados del planeta si, acaso, tuviera
diez centímetros menos que otros que son más bellos y más seguros,
pero casi desconocidos por ser más petisos.
En definitiva, los que van a subir el Aconcagua van allí a obtener una
propia respuesta acerca de la muerte y de la vida.
Y tal enfrentamiento en el cerro se da. Y por eso, quienes vuelven de
él luego de diez días de esfuerzo, traen consigo un cansancio extremo,
pero también limpieza conceptual y bríos saludables que en algunos
casos duran toda la vida.
El Aconcagua es un espacio que sirve para probar lo mejor y lo peor de
cada uno y esa prueba no puede de ninguna manera estar garantizada por
protección estatal, ni por la exigencia imposible de un guía para cada
expedición y tampoco por la cordura del deportista que, debiendo
detener su marcha o volver a un campamento seguro, no lo hace.
Algunos de los que mueren allí, eligen su muerte y mueren como han
vivido. Otros mueren haciendo ejercicio de su ignorancia, su mala
suerte, su mal paso o su estupidez. En ninguno de estos casos puede
haber garantía. Garantía tienen los electrodomésticos, no los
andinistas que se meten en el Aconcagua.
Allí, en sus faldas imposibles, quedan en manos de la experiencia, de
sus guías si los tienen, de sus equipos y de la madurez suficiente
para saber detenerse a tiempo cuando es necesario y de una pizca de
buena fortuna. Si todo esto se da en conjunto, muy difícilmente haya
un accidente en el cerro. Y si lo hay, siempre queda la solidaridad
como último recurso para conservar la propia vida.
Lamentablemente, no todos llegan a él con este armamento y por eso
pasan las cosas que pasan.
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