En las Sierras Grandes, al sur del Sector Comechingones, se encuentra la Quebrada del Rayo, un lugar caracterizado por albergar al maravilloso Cóndor, ave que regala a cada paso un despliegue de destreza en permatente acuerdo con las corrientes de aire. La imponencia de sus alas (Más de tres metros de punta a punta), sorprende al senderista.
Este lugar, una profunda quebrada de 400 metros, nos recuerda la magnífica Quebrada del Condorito (La más grande de las Sierras Grandes - Parque Nacional-), al configurar un escenario natural donde los cóndores son los protagonistas. A ella se accede desde la localidad de Elena, ubicada en la Ruta Nac. Nº 36 a poco más de 60 km. al Norte de Río Cuarto. Desde allí se debe transitar un camino de ripio, 22 km. hacia el oeste y llegar al Balneario Rio de Los Sauces. Restan 22 km. más hasta llegar a Rodeo del pozo, pasando por el pareje Huerta Vieja y el Puente del Huacha Corral.
Rodeo del Pozo, es una casa con pocos árboles que sirve como punto de partida para un Circuito de Trekking muy bello. Tras seguir a pie las huellas de autos uno accede después de 2 hs. a Rodeo de Los Caballos, luego restan otras dos horas para arribar a tierras de la Flia. Rodríguez al pie de la quebrada.
Se necesita todo un día para visitar este preciado lugar. Los mejores avistajes de cóndores se consiguen en la parte superior de la quebrada a más de 1.800 metros. Para llegar a este lugar se debe ascender por abruptas laderas, alfombradas con pastizales de altura, totoras, rosas mosquetas, tabaquillos y otros vegetales típicos del paisaje serrano. Una vez alcanzados estos miradores naturales, será cuestión de minutos y la montaña nos regalará uno de los mejores espectáculos: el Vuelo del Cóndor.
La travesía continua regresando a Rodeo del Pozo, por el sector sur, donde se desciende vertiginosamente hasta encontrar una Planta de Extracción Minera (Fluorita) que sirve como referencia para el caminante. Desde allí solo restan 40 minutos para llegar al lugar de partida desde otro rumbo.
La sensación que queda después de la travesía es sublime e imposible de contar. Observar la majestuosidad del Cóndor genera asombro e incentiva a preservar estos lugares para que los futuros visitantes lo disfruten.