Excursión al Champaquí: Grupo Octubre 2005
Experiencia 038

Al poco tiempo de partir hacia la aventura de escalar el cerro Champaquí en la provincia de Córdoba, Miguel nuestro guía nos dijo algo así como: “hacer cumbre no es lo mismo que llegar a la cima. Hacer cumbre es llegar a la cima luego de haber recorrido el camino hacia ella y regresar a nuestros hogares a compartir la experiencia con nuestra familia”.
Recién comprendí el significado profundo de estas palabras al llegar a casa, con el corazón liviano, con el alma llena de paisajes, con las piernas agarrotadas pero felices por el esfuerzo realizado, con la mente totalmente relajada y libre de preocupaciones. 
Los seres humanos buscamos generalmente alcanzar solo la cima. Nos concentramos en alguna meta más o menos posible y muchas veces nos olvidamos de recoger las valiosas enseñanzas que nos ofrece el camino a recorrer. Nos apuramos inútilmente cuando a veces ni siquiera es necesario llegar. A veces es mas sabio detenerse en el sendero y conectarnos con el presente: dónde estoy parado en este momento, qué piedras estoy pisando, qué tipo de suelo me está sosteniendo, si brilla el sol sobre mi cabeza (y me doy cuenta) o si siento frío. Detenerse a respirar profundamente y contemplar todo lo que me rodea en ese momento: montañas, arroyos, pinares, animales (familia, amigos, trabajo, hogar).
Nuestro guía también nos dijo: “llegar a la cima no es un problema tanto de resistencia física como de resistencia psicológica”.
Cuantas veces desconocemos nuestro verdadero potencial. Nuestra mente (y por lo tanto nuestros pensamientos y creencias) han sido programados por nuestros padres, por nuestra cultura, por nuestro entorno y por nuestras propias decisiones acerca de las experiencias que vamos viviendo (ante una experiencia negativa podemos decidir aprender algo nuevo o escapar para siempre del escollo).
Nuestras creencias generan miedos. “Eso no es para mí”. “Ya no tengo edad para eso”. “Eso no lo hice nunca, por lo tanto no lo puedo hacer”. 
Pero la buena noticia es que somos libres de ELEGIR CAMBIAR en cualquier momento de nuestras vidas. “Nunca lo he hecho, este el momento de hacerlo.” 
Doy fe de esto porque años atrás jamás me hubiera atrevido a descender en completa oscuridad por las piedras puntiagudas y resbaladizas que llevan al Río Subterráneo. Llegar no solo a tolerar el lugar estrecho y oscuro, sino a disfrutar de la emoción de estar en el corazón de la montaña, accediendo a los misterios de la naturaleza, fue para mí una prueba total de que solo somos pensamientos y los pensamientos se pueden cambiar a voluntad.
Me preguntaba cuáles eran los más altos fines de mi existencia mientras mis pies buscaban el apoyo más seguro. 
Y me respondí que nada podía ser más elevado que la posibilidad que tenía en ese momento de sentirme una con la montaña, de ser consciente de que estando en la cima, por arriba de todo, era aún mas pequeña e insignificante que todo lo que estaba por debajo mío. Y sentirme así, lejos de ser algo preocupante, se transformó en algo glorioso, en una sensación de plenitud y de tarea cumplida como pocas veces he sentido antes.
Cada persona es un individuo único e irrepetible. No hay seres más valiosos que otros. Todos estamos compartiendo este hermoso planeta, y cada cual “atiende su juego”, busca su sendero, salta los arroyos y esquiva sus piedras como puede y lo mejor que puede. 
Agradezco infinitamente todo lo que el Champaquí me ha enseñado al darme acceso a sus laderas antiguas y sabias, al recibir mis pasos tan generosamente, al compartir conmigo el aire puro y el sol y el silencio de su inmensidad. ¡Hasta la próxima! Ana Szafó

Disfruté de una propuesta que supero con creces mis expectativas, el agotamiento y los pormenores. Excelente profesionalismo en la organización. Los paisajes y el ambiente no imagine que iban a emocionarme tanto. He disfrutado un sentimiento de plenitud que creo espiritual, no se traducirlo en palabras pero creo que este espíritu, el aura o el alma revivió y fue alimentado con lo que necesitaba. Seguramente el compartir esos días con buena gente y el toque personal de Miguel lograron esta magia. Angel Clemente

Hace tres años vi por primera vez la foto de la cima del Champaquí y me juré a mi misma que algún día estaría allí, pasaron muchas cosa en este tiempo y pude cumplir con mi promesa, no tengo palabras para expresar lo que es esta experiencia, la que más se aproxima es ALICINANTE, es una mezcla de emociones y desafíos, sueños complidos y anhelos, por primera vez me sentí que era un todo con la naturaleza, el grupo QUE GRUPO si nos hubieramos elegido no salía mejor, diferentes edades y profesiones pero la sensación de unión es mutua, Miguel un guía de lujo, Leandro un aprendíz de caballero como pocos y el deseo de volver, y como nos dijo Miguel la cumbre estaba acá en casa con mis seres queridos el día que nos abrazamos cuando llegué con lágrimas en los ojos y la sensación de que yo ya no era la misma. Cristina Vera

Hemos estado en otros grupos cuando viajamos y nunca nos pasó algo así. En especial de mi parte quiero agradecerles la paciencia con que me esperaron siempre por ser siempre la última, y comentarles que a pesar de que a mí en particular me gusta más la naturaleza para sentarme bajo un árbol a leer un libro que para abordarla, de esta forma haciendo cumbre en un cerro, creo que fue una experiencia maravillosa, llena de momentos fabulosos, esos momentos felices de los que hablábamos en lo de Moisés López, que hacen la felicidad, y me vienen a la mente la llegada al refugio el primer día, los momentos en que no podíamos más y Miguel decía ¨descanso¨, (Sólo se sabe el significado de la palabra descanso cuando se llega a esos momentos), el bautismo, la ventana. Miguel haciendo el cuento de la cueva de Ovidio junto a la cascadita, los cuentos de Mariela en el río subterráneo, la siesta en la cima... Espero de todo corazón que nos podamos volver a ver, quizás porqué no a reunir algún día. Rosina Macchiolo

El Champaquí es el maravilloso "instrumento"; ...la "música" que sigue
vibrando en las fibras sensibles de este grupo se gestó con el talento de los guías para
crear momentos mágicos que permitieron surgir nuestras emociones compartidas
fundiendolas en un "Nosotros"; va mi admiración por ello.
Hector Cavalli

Ese "simple cerro" me hizo dar cuenta que en la vida lo que realizas a pasos cortos tiene su gran recompeza.
Ese "simple cerro" me hizo dar cuenta que no solo cuenta subir sino tambien bajar.
Ese "simple cerro" me dio cuenta que por mas que estes solo, siempre hay alguien que te da una mano cuando más la necesitas.
Ese "simple cerro" me mostró que la solidariada existe y se mantiene en pie. 
Ese "simple cerro" me dijo que lo último que se pierden son las esperanzas. 
Ese "simple cerro" me abrio los ojos y me hizo contemplar lo que tengo a mi alrededor.
Ese "simple cerro" me dio la gratitud de todos mis esfuerzos realizados.
Ese "simple cerro" me dijo que no hay fe que la mueva mas que la propia fe de un grupo.
Un sin fin de enseñanzas me dio un "simple cerro" que como ya he dicho antes no alcanza solo con palabras sino con actitudes. Y es eso lo que viví en esta experiencia: actitudes, y no actitudes como modales sino como formas para un nuevo cambio en este mundo que lo tenemos medio olvidado.
Alejandro Santucho

 

Arroyo del Pinar	Sector Ojo de Agua	Carabana de Mulas	Cruce Arroyo Feo	Arroyo Socavón
Caprichos Geológicos	De Uruguay al Champaquí	Retorno Venoso	¡Qué Grupo!	Salto del Lechiguanas
Masaje Grupal	Arroyo de la Cancha	Preparados para el Sol	Bautismo del Senderista	El Balcón
Siesta en el Techo	Cima del Chamapaquí	El Tobogán	Sector Cristo de Hierro	Esperando al Grupo
Desfile de Ovejas	El Último Arroyo	Río Subterráneo	Cerrito de la Mica	Momentos Finales

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