Expedición al Monte
Everest
8.848 mts. - Cumbre de Asia - 21 de Mayo 2011 |
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Dad
al hombre salud y metas a alcanzar y no se detendrá a pensar sobre
si es o no feliz.
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Llegué de un larguísimo viaje, interminable aunque muy
agradable y bien servido en British Airways, de Ezeiza a
Londres, vía San Pablo, ahí cambié de avión y rumbo a Dehli,
donde llegue a las 11 de la noche, ya con mas de 24 horas de
vuelo… Y a esperar el siguiente a Katmandú… Pero la espera
de 9 horas fue matadora. Tuve que hacer migraciones en India
ya que debía sí o sí retirar los bolsos y volver a
despacharlos en Jet Airways, una línea local.
Pero saben qué, después de migraciones, al querer ir a hacer
el check in hay que salir del edificio del aeropuerto, subir
por una rampa los bolsos y volver a entrar; los de
seguridad, me informaron que solo podía entrar no antes de 3
horas y media previas al vuelo, así que me tuve que quedar
en la vereda del aeropuerto unas cuantas horas, dormitando
arriba de los bolsos… ¿Y si me quedaba dormido? Por suerte
había tanto movimiento y ruido que me despertaba a cada
rato.
Llegué a Katmandú, eran cerca de las 9 de la mañana… Mas de
36 horas de viaje… Ahora a hacer la cola de migraciones,
donde después de un largo tramite para obtener la visa, pude
buscar los bolsos y salir… Qué alegría al encontrarme con
mis compañeritos Willy y Matoco. Qué buen abrazo nos dimos…
Es el comienzo de la expedición!
Colores de una ciudad incomparable
Nos llevó un buen rato llegar al hotel, el Jack and Jety;
transitar por las pequeñas y rotas calles de esta ciudad es
muy complicado, acá todo es un caos. Miles de autitos,
viejos, motitos, bicicletas, que van y vienen, gran cantidad
de gente en mitad de las calles, llevando y trayendo sus
carritos. Mucho ruido, bocinas y mas bocinas… Como les dije,
todo un gran caos… En el hotel me esperaban Miguel y Damián…
Otro gran abrazo.
Aunque estaba repalmado, sabía que tenía que aguantar y
procurar esperar a la noche para dormir un rato, sino no iba
a poder asimilar el cambio horario: hay 8, 45 horas de
diferencia con Buenos Aires.
Mano a la obra y a preparar los bolsos, poner en uno todo lo
que tiene que ir directo al campamento base, el equipo
técnico de escalada, los dos pares de botas, una de las
bolsas de dormir, el traje de pluma que me trajeron de los
Estados Unidos los Benegas, y unas cuantas cosas más. El
segundo con lo necesario para el camino del trecking, la
otra bolsa de dormir, ropa ligera para los primeros días y
otra más abrigada para los últimos días, donde el frío ya se
hace sentir, el equipo de comunicación… Y varias cosas más…
Por las calles, un caos
… Listo… Ahora sólo falta ir a comprar algunas cositas que
me están faltando… Con Miguel, siempre con una sonrisa de
oreja a oreja, nos fuimos metiendo en las bulliciosas
callejuelas de Katmandú. Primero las croogs, Willy y Damián
usan hojotas en el base, yo no me animo a tanto así que las
croogs con un buen par de medias ya son suficientemente fría
para mí… Ahora algo de farmacia… Después otras memorias para
la máquina de fotos… Así se nos paso la tarde.
A la noche fuimos todos a comer a Fire and Ice, un súper
bolichín, donde se comen unas pizzas y pasta espectaculares…
Mucho ajo… Hoy no me espera nadie… Listo, barriga llena y a
dormir.
Se ve que estaba palmado, pude dormir hasta las 7 de la
mañana… Qué recomponedor! Y qué buen despertar al encontrar
unos buenos mates, unos ricos Taraguí, para desayunar.
Por la tarde, luego de despachar parte del equipamiento,
fuimos a dar unas vueltas por la ciudad. Nos subimos a una
camioneta y fuimos a visitar unos cuantos lugares
“históricos” de la cultura budista. Entre ellos, un templo a
orillas de un sucio arroyo, donde se realizan los funerales
y creman los cuerpos de las personas muertas en la ciudad.
Me impactó todo esto. Ya lo había leído y visto en
documentales de estos países, pero era la primera vez que
veía estas ceremonias en público. Con gran respeto, mucha
gente se encuentra entorno a grandes fuegos dende se creman
a los fallecidos. Según dicen, sus humos se elevan a los
cielos en busca de esa vida prometida, muchos de ellos
vuelven a reencarnarse en alguien más, varios de ellos en
los miles de cuervos que habitan la ciudad.
Ahora nos vamos a juntar para revisar lo último en nuestro
equipamiento, las máscaras de oxígeno. Es importante
entender su funcionamiento. Acá en el llano tenemos el
tiempo para practicar lo que en altura es complicado
entender. Ya con todo esto sí que estamos listos.
Mañana estaremos en Lukla, caminando en los Himalayas,
recorriendo sus sendas milenarias, aquellas que transitaron
desde siempre los sherpas, cargando los bienes que desde la
antigüedad se traficaban entre la China y Nepal… Pero esto
es otra historia, la que comienza mañana. Ya se las contaré! |
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Campamento Base 5400 metros.
Les puedo asegurar que los primeros días acá todo es un gran
desorden. Es cierto que nos esperaban con las carpas listas, las
personales, las comunitarias y todas las que se utilizan para
temas servicios, baños, cocina, despensas y comunicaciones.
Pero a partir de que llegamos, o mejor dicho desde que llega
Damián al base, se arma un remolino de un sinfín de cosas por
hacer. Principalmente, todo lo referente al armado eléctrico. Es
como montar la instalación de una pequeña casa. Contamos con dos
generadores, una serie de 10 paneles solares, una carpa de
comunicaciones que tiene energía de 220, 110 y 18w… La carpa
común tiene la misma provisión eléctrica.
La energía también va a cada una de las carpas individuales. En
la mía, además de tener una bombita, tengo una zapatilla a 220w
que me permite cargar las baterías de los distintos aparatitos
que tengo.
Otro tema que lleva tiempo es todo el sistema de comunicaciones.
No sólo con el montaje de antenas para la conexión de las
radios, importantísimo para tener comunicación entre el
campamento base y los campamentos de altura. Sino también la
conexión que necesitamos con el exterior.
Para esto tenemos dos decodificadores satelitales BGAN que
tienen un servicio de conexión prestado por Tesacom. Con éstos
podemos conectarnos online en cualquier momento del día,
meternos en sitios web, chequear el blog, ver los emails y hasta
mandar los videos que Damián prepara.
Por suerte Willie, nos alcanzó y llegó al base el mismo día que
nosotros. Recuerden que él se demoró unos días en Katmandú con
los trámites de los permisos de ascenso. Con la llegada de
Willie ya todo el team esta en el base. Lo extrañábamos, tiene
un sentido del humor y una personalidad muy atractiva, que me
entretiene mucho y hace muy llevadero el tiempo.
Pero más allá de eso, Willie junto a Matoco y Tendi Die (nuestro
sidar) comenzaron, enseguida, a preparar todo el equipamiento y
necesidades para los campamentos de altura. Desde las carpas,
todo tema de cocina, comida, las botellas de oxígeno…. No se dan
idea de la cantidad de cosas y de kilos que nuestros 7 sherpas
tienen que subir por la cascada de hielo hasta los campamentos
de altura… Pensar que a mí me cuesta un montón arrastrar mi
humanidad por la cascada…
Tendi
Die, los sherpas, son los seres más fuertes que he visto… Les
doy un solo ejemplo: ayer temprano, a eso de las 4,30 de la
mañana, el grupo de sherpas subieron la cascada cargando cada
uno cerca de 50 kilos cada uno (llevaban carpas y garrafas de
gas), cuando volvieron al base, uno de ellos Tomba, se fue
corriendo a Pheriche para mandar por internet el video que había
realizado Damián, ya que aún no tenemos suficiente señal para
hacerlo desde acá… Una corrida de unos 30 kilómetros, ir a los
4200mts y volver a los 5400mts… No se cómo hizo, ni cuándo
volvió, si paró… si comió… dormir, seguro que no…
Lo que sé es que esta mañana, cuando me levante, estaba
trabajando en el armado de una carpa que se necesitaba para uso
general…. Y mañana otra vez arriba, con mas carga a los
campamentos de altura. ¡Son fuertísimos! ¡Y siempre con una
enorme sonrisa!
Por nuestra parte debemos tomarnos estos días con cierta
tranquilidad. Son los primeros en una altura ya considerable, y
es donde estaremos estabilizados este próximo mes y medio.
Al día siguiente de llegar hicimos una pequeña caminata hasta la
carpa clínica. Ahí donde el año pasado me recomendaron que
bajara a Katmandú por el tema de mis piedritas… En la clínica
hicimos nuestro registro y pagamos un fee que nos permite contar
siempre con la asistencia médica local…
Y no mucho más. Cada paso que uno da a esta altura es un
verdadero esfuerzo, el corazón va a mil. La respiración no
alcanza… Es como si todo el aire que inhalamos no fuese
suficiente… Pero no hay más… Así que tranquilitos. Otro día y
otro día de tranquilidad.
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El
rito de la Puya
Anteayer tuvimos la Puya en el Base, muy linda; quizá no tan
emotiva como la que tuvimos con el Lama Gheishi, pero fue muy
lindo compartir con Tendi Die y los sherpas esta ceremonia que
para ellos es muy profunda. Recién ayer fuimos con Willie y
Matoco a hacer una recorrida por la parte inferior de la
cascada. Qué recuerdos… Le comentaba a Willie… Pensar que el año
pasado la última vez que había estado en la cascada había sido
casi arrastrándome, revolcándome, con un dolor tremendo con esas
piedritas que justo en ese momento se les había ocurrido navegar
por adentro mío…
Ahora estamos nuevamente, con los grampones, piqueta en mano,
subiendo despacito… Pestare… Pestare… esto es en el idioma
nepales… ahora me dijo Tendi Die que en sherpa se dice: Cole
Cole Pheph… despacito, despacito… Un pie adelante, un escalón de
hielo, otro, otro, otro mas largo, ahora abajo, allá arriba….
La tremenda cascada… No hay respiración que alcance… No hay aire
en el ambiente… Y estas subidas y bajadas… Hoy tranquilas… Día a
día, cada vez más intensas, en este próximo mes de
entrenamiento…. Serán las que nos den la aclimatación y
fortaleza física de poder encarar la cumbre del gigantón
Everest.
Pero ya llevamos 5 días. Es hora de empezar a movernos un
poquito más fuerte. La idea es ir mañana al paraje de Lobuche.
Se acuerdan, ese Lodge, en el camino del trecking, dos días
antes de llegar a Base Camp.
Bueno volver mañana de un tirón, dormir y pasado subimos a un
campamento de altura del cerro Lobuche, dormimos un ratito y a
eso de las 2 de la mañana vamos a su cumbre. Ahora no lo tengo
justo, pero esta algo así como a los 6300 metros…Ahí nomás, 10
minutos y pegamos la vuelta al campamento de altura o al Lodge
de Lobuche de acuerdo a cómo vengamos de tiempo… Al día
siguiente volvemos acá al base… ¡Un buen ejercicio de 3 días!
Pero me estoy adelantando demasiado… Y si todavía tengo
demasiado que contarles de la vida acá en el campamento. Cada
expedición -este año hay unas 25, algunas menos que el año
pasado-tienen una organización similar. Cada una cuenta con un
jefe de expedición, Willie en nuestro caso, con un sidar de
altura quien maneja los sherpas y son responsables de las cargas
y montar los campamentos de altura, y queda el sidar del
campamento base, quien con sus colaboradores, armaron este
campamento, lo mantienen y nos dan todos los servicios que
requerimos acá.
Ya les comente que nuestro sidar de altura es Tendi Die, un
sherpa con un espíritu lindísimo, siempre sonriendo, siempre
dispuesto… Trabaja con Willie hace varios años, y, al momento
con sus 27 años , lleva ya 8 cumbres de Everest, entre otras
tantísimas montañas que escaló.
Nuestro sidar del campamento base es Babu Ram. El mismo que el
año pasado… Muy simpático… Gran cocinero… Inquieto, como una
abejita revoloteando por todo el campamento viendo que hay que
“seguir” armando. Acá en el hielo nunca se termina el trabajo.
Babu y su gente, son como una docena, nos preparan dos veces por
día unas ricas comidas, mucho basado en hidratos. Sus sopas
nepalesas, con bastante picante y ajo, nos dan vida cada
nochecita, cuando llegamos helados a la comida.
Ah… hablando de helados… No puedo explicarles el frío que hace…
¡El invierno no se quiere ir! La constante estos días fue sol
suave a la mañana, una temperatura que no supera los 5 a 7
grados, a eso de las 11 o 12, se empieza a nublar, al ratito
comienza la nevada, esto dura hasta bien avanzada lo noche…
Imagínense el frío. El otro día, además de esto, soplo un
vientito descendente de la cascada… ¡Hay mi Dios!… No sé que
temperatura hizo, pero también tenemos que aclimatarnos a este
frío.
¿Saben que? Para entrar a la bolsa de dormir, que está hecha un
témpano, llevo las dos botellas de agua, cantimploras plásticas
de un litro, llenas de agua hirviendo, las meto en la bolsa y yo
las sigo… Pero con todo lo que tengo… Dos pares de medias
regruesas, dos interiores térmicos, un pantalón de abrigo
sintético… Remera de algodón, remera de lana merino, otra igual
pero más gruesa, un polar y arriba la campera…. Así hasta entrar
en calor… Unos 10 a 15 minutos… Después de a poquito voy sacando
algo de ropa. |
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Inicio
del Ataque Final
Nos encontramos nuevamente con Willie y todo el magnífico
equipo encabezados por Babu Ram y Tendy Die esperándonos con
los brazos abiertos. Listos para el ataque final…
… Pareciera que la ventana se da… Sí se nos da la chance de
buscar la cumbre al siguiente sábado. ¡El sábado 21 de mayo!
Es chiquita, pero pareciera que se da.
Esto nos lleva a salir el martes. Lunes día de descanso,
preparación en el base, luego para arriba… Martes al campo
dos, de un solo tirón, miércoles descanso a los 6500mts,
jueves al campo tres, viernes al Collado Sur, ya cercano a
los 8000 metros, esa misma tarde/noche a la cumbre.
El lunes a preparar el equipo. Poco che, la mayoría del
equipamiento necesario ya lo habíamos dejado en nuestras
rondas anteriores en los campamentos de altura… Pero lo que
me dí cuenta es que tenía que preparar y muy a conciencia mi
espíritu… Era a mi yo.
… ¿Hey Leo, estás listo? Hay que nervios, qué miedo que
tenes, no… La conversación entre los dos Yo no paraba de
atormentar…
Uno me daba fuerzas… Vos podés. Ya estuviste hasta el campo
tres, anduviste muy bien. Sólo concentrate, ya sabés lo que
tenés que hacer. Cuidate. Acordate que esto es tan sólo dar
un paso, después viene el siguiente. Ya lo ha hecho mucha
gente, si mucha… ¡Bueno no tanto como uno de los amigos a
dicho por ahí, algunos ceros, maliciosamente, se le
escaparon!
El
otro. No. Tiraba para atrás… Volver a pasar por lo que ya
pasaste y mucho más, que ni siquiera conocés… ¿Para que? Si
llegar al campo tres costó tanto. Como será el resto. Lo
realmente alto… Qué trabajo, qué sufrimiento… ¿Para qué che?
Una pelea que no terminaba… Una pelea que sabía que tan sólo
podía darla y ganarla dando el primer paso por la cascada
rumbo a la cumbre.
…Pensá en el momento, en ese poder que tenés del ahora… El
martes sólo concentrate en llegar al campo dos, eso lo tenés
bien conocido… Qué importa el después, es sólo después…
… Seguía el tormento.
El que seguía con fuertes dolores era Miguel. Fuertes
dolores de espalda. Muy fuertes. Ni siquiera lo dejaban
dormir.
¿Huy compañero, que te pasa che? No, ahora no. Hemos venido
peleando muy fuerte esta batalla… Seguro estarás bien. Te
necesito. Sos mi amigo. ¡Sos un gran sosten!
Temprano
el lunes fue con Willie. Fueron al campamento clínica
español donde le podrían hacer un estudio profundo y ver qué
es lo que estaba pasando.
Me fui a dormir. El plan es salir mañana, martes, a eso de
las 6 de la mañana. Iría solo con Tendy. A nuestro paso, a
nuestra velocidad. Ya formamos un team. Somos dos, y con la
compañía de Damián nada me debería parar.
Arranco el martes… Ah… ¿Si dormí? No desde luego que no… El
Rosario fue mi sostén.
Seis de la mañana. Con Tendy Die nos paramos frente a la
pila de piedras, frente al altar que hiciéramos a Chomolunga
los primeros días en el base camp con motivo de nuestra
puya. Cada uno a su Dios nos pusimos a rezar.
Qué emoción y qué motivación ver tanta devoción. Por mi
parte un Ave María y un Bendita sea tu Pureza fueron mi
poedido de bendición… ¡Hora de arrancar!
Estaba aclimatado. Muy bien. Lo sentía. La Cascada, en muy
buenas condiciones este año, comenzó a pasar y pasar.
No llevábamos prisa, el día iba a ser largo. Llegar al camp
uno, hidratar bien y seguir al camp dos. Un ascenso de unos
1000 metros.
A
nuestra par iba Damián, de salto en salto, filmando y
sacando fotos… ¡Hay Dios, qué distintos qué son estos
Benegas, qué fácil la hacen, qué fuertes que son!
Nos llevo tan sólo cuatro horas llegar al camp uno, y eso
que Damián me hacía parar y volver. Siempre a su orden de “action”.
Ya van a ver que filmación… ¡Un Fellini de las alturas!
Ya en el camp uno y luego de unas entrevistas a Tendy,
Damián se volvió al base. Su idea era subir el miércoles,
nuestro día de descanso.
Nosotros seguimos al camp dos.
Por suerte ese día a la cota de los 6000 metros estaba medio
nubladón. Pasar por el Valle del Silencio a esa hora con sol
es mortal. A esta altura del año puede hacer mucho calor. La
radiación del sol en el hielo, en ese enorme e interminable
callejón, puede ser mortal.
Tendy se puso adelante. Caminábamos muy despacio. A marcha
de cumbre. Era la orden de Willi: “Al Leo me lo llevan muy
despacio…” El camino a la cumbre es muy largo, son muchos
días, es mucho el esfuerzo…. Qué tipo que sabe… Qué gran
jefe de expedición que sos mi Willie Die… Desde el base
siempre comandó cada uno de nuestros pasos, nuestra
velocidad… Nuestra seguridad… ¡Gracias Die!
Les confieso que me costó llegar. Tardamos unas dos horas y
media. Un tiempo cercano al que había tomado en la última
ronda de aclimatación. Es cierto que ahora veníamos en
marcha directa desde el base y esto pesa mucho. Pero costó…
Llegué casi exhausto… Llegue al camp dos… Pero llegué… Qué
contento, etapa cumplida, una menos…
… Si una menos… Sabía que tenía y estaba para disfrutar cada
momento. Que todo esto lo había elegido yo… Era para todo
este sacrificio el que había estado trabajando y alentando
hacía mucho tiempo. Pero el sacrificio se vive en el
momento… Y qué momento… Moverse a esa altura, andar, subir,
trepar, caminar… Todo un desgaste enorme de energías, todo
un desgaste mental…
Pero
qué emoción, estoy en el camp dos. Ahora si rumbo al ataque
final.¡ Gracias Dios, gracias Madre Mía… Gracias Luisita que
desde acá todo tu apoyo puedo sentir!
Ahora a descansar, hidratar y volver a juntar fuerzas para
continuar el jueves… Ah, si dormí el martes… Poco che… Unas
pocas horas, muy poquitas. Los nervios sólo parecían
desvanecerse al caminar. Además ahora en el camp dos, cerca
del final, seguía en incremento la pelea interior… ¡Ufff me
cansaba esto también!
Martes a la tarde, miércoles, nada mucho que hacer… Tan sólo
un descanso, dejar correr las notas del ipod. Una y otra
fueron pasando. Paso. Ya el miércoles con Damián a full en
la expedición.
Con Matoco estábamos muy preocupados por Mariano Galván. Se
acuerdan del amigo argentino, el que les conté que estaba
solo, buscando la cumbre del Lothse. Había salido para hacer
cumbre el martes a la madrugada y aún no teníamos noticias
de él. Era miércoles por la tarde. Su radio no contestaba.
¿Hay Marianito, sos tremendamente fuerte, pero dónde estas?
Llego el jueves, al camp tres. Nuevamente encarar la parte
inferior de la pared del Lhotse. La parte fácil de esta
enorme, sino una de las más grandes murallas de hielo. Un
terreno que ya tenía bien conocido de éste y el año pasado.
Un recorrido de trabajo lineal. Tan solo paciencia, paso a
paso, son unas 4, o tal vez 5 horas. Tan sólo un paso y
otro. Sin apurarnos. Sin desgastarnos. Así como en la
aclimatación el camp tres fue una meta, hoy es sólo un
destino en camino a la final.
Salimos a eso de las 6. Ya vestidos con nuestros trajes de
plumas y botas triples. Vestidos casi como para la cumbre…
Ah les cuento… Medias gruesas, las botas, un interior
inferior, gruesito, dos interiores superiores, uno fino y
otro grueso, el traje de pluma… Para mi todo The North Face,
gracias a Clarita por todo tu apoyo en el equipamiento.
Gorro de lana, dos buff… Guantes, los mitones, con
calentadores, tenía que cuidar los dedos, en especial los de
la mano derecha que seguían adormecidos luego del la ronda
anterior. Todo un equipamiento… Unos cuantos kilos también.
Llegamos al inicio de la pared en sólo una hora. Por suerte
el día aparecía nublado, unas pequeñas neviscas nos fueron
acompañarnos. Esto nos prevendría de un calorón en la pared.
La deshidratación puede ser peligrosa en este tramo.
Cualquier pequeño detalle, como este, nos puede dejar afuera
del round final.
Entrar
a la pared del Lothse no es fácil. Hay que trepar una
pequeña rimalla, una muralla vertical producida por el corte
del hielo en un salto vertical cercana a los 10 metros. Hay
cuerdas fijas, hay seguridad, no obstante es un push fuerte
en hielo vivo. Cada avance, cada paso en acenso lleva su
complicación. Una pequeña parte técnica en la escalada en
hielo, que en mi caso, como en la mayoría de los que estamos
ahí es un terreno muy poco conocido.
Cada uno de estos pasos es un nervio en sí. A esa altura
avanzamos, respiramos, avanzamos, avanzan los nervios
también, nos olvidamos de respirar, nos sofocamos, paramos,
volvemos a respirar, una y otra vez… Una vez repuestos,
volvemos a dar el siguiente paso…
Ya pasó, ahora a subir los 300 metros restantes.
Mi mirada va hacia arriba. Asegurado en las cuerdas fijas
sólo veo unos pocos subir en la casi vertical pared. Mi
vista llega hasta el primer escollo de hielo, unos 100
metros, arriba, casi vertical. Sé que en tan sólo una hora
estaré por ahí. Ahora a trepar, Cole, Cole Peff¡¡¡ La orden
que Tendy me da.
Un paso, otro paso, y otro… Cole, Cole… Voy avanzando…
No hace mucho frío.. Las manos van bien… Los dedos del pie
también… ¡Vamos Leito que podes!
Llegamos
al camp tres… Fueron 4 horas, un buen tiempo y me siento
bien… Bue… Cansado, no te agrandes tampoco che. Ahora me
tiro en el hielo un rato, hidratar, mate, mate… Vamos
Taraguí, como nos gusta a los argentinos, qué infusión rara,
pero sí, como nos gusta a los argentinos, no…
Huy, huy, que alegría… Lo vemos a Marianito, bajando,
totalmente exhausto, rapela, se desliza, se arrastra hielo
abajo hasta llegar hasta donde estábamos…
… Hey Mariano acá.. Hey Marianito acá… Hermano sos vos… Vení,
vení… Abrazo, besos… Felicitaciones… El pobre cristiano
estaba medio muerto de deshidratación. Había hecho cumbre un
día anterior, bajaba sin haber comido e hidratado en estos
dos días… ¡Qué alegrón! ¡Mariano que grande sos! ¡Nuevo
abrazo desde acá!
Espere tirado en el hielo a que Damián terminara de arreglar
sus petates en la carpa, esa noche y a partir de ahí las
compartiría con él… Mientras seguía cebando mate, siempre
con Mariano a mi lado… Ahora a la carpa, seguir hidratando,
y saben que… Un Cagnoli… Si un salamín a más de 7000 metros.
¡Qué lujo no!
Ya al oscurecer, luego de unas lindísimas fotos, las últimas
que tomé, con Damián nos preparamos una comidas súper. No se
bien dónde Matoco consigue unas bolsitas con comida
riquísima, sé que por Mar del Plata. Viene en sobres de
aluminio plastificado, adentro hay pollo con arroz a la
griega. Con unos calentadorcitos a gas, en una cacerolita
derretimos y hervimos hielo… Unos cuentos, varios minutos,
recuerden que en la altura el agua hierve a muy pocos
grados, así que tenemos que tener hirviendo un largo rato. Y
ahí a calentar nuestro arroz… Y… Bum a comer… Esta muy
bueno… Pero no pasa mucho… La altura no nos deja comer lo
que a los ojos les gustaría que hagamos. Es normal, hay
inapetencia también.
Dormir…
Y eso que a esta altura, no… Pero si… Un poco si… Ya con
mascara y oxigeno. Es incomodísimo, pero se siente el
frescor de ese aire que tanto anhelábamos, ese aire que
tanto nuestros cuerpos tienen en su memoria. Así que les
diré que al menos unas cinco horitas pude dormir… Las
primeras horas seguidas desde hacia un par días. Que
necesarias son, sobretodo que al día siguiente, la noche
siguiente sería la que enfrentaría nada menos que la cumbre…
¡Hay, hay, hay, que al Everest!
Y llegó el nuevo día… El día D… La final del campeonato, la
final del mundo… Un Gran Slam, la serie final de la NBA, el
Super Bowl, un Mayor de Golf… Será la final de Palermo…
No, acá, en esta actividad de montaña, es distinto. No hay
equipo. No hay rival… No hay una cancha, no hay a otro que
batir…
… Acá, sólo estoy yo… Sólo es a mí a quien tengo que
sobreponer… Ni siquiera a la montaña, ella tan sólo cuando
quiera me dejara participar… Es a mí, en un paso a paso a
quien tengo que batir… Una batalla mental. Física también…
Son las 6 de la mañana. Enfrente nos queda la parte superior
de la pared del Lohtse, los muy difíciles 800 metros
verticalísimos de hielo, la trepada al espolón Ginebra, el
South Coll… Yyyy… Después nada menos que El EVEREST…. Y sólo
soy yo… Sólo un desafío al mí mismo… No hay nadie más… Ven
no hay oponentes más que yo… si mi “Yo” me vence o no…
Tomamos
unos mates, acomodamos nuestras cargas y arriba.
Ya nuestras miradas son prácticamente verticales. Los
primeros metros, unos 200, los trepamos a través de unos
enormes borbotones de hielo vivísimos. Mi técnica de
grampones no es lo que podríamos llamar muy buena. Cada
tanto un resbalón… Cuesta, es el arranque, por suerte llevo
oxigeno… A full… Sino no sé si lo podría hacer.
Hace frío, bastante. Al poco tiempo, al ratito, comienzan
los problemas en los pies, en especial en el izquierdo.
Comienzo a tener frío, al rato ya no los siento. Tan sólo
parece un cartón, un elemento inerte. Al menos no duele.
… Luego de una trepada vertical, que nos lleva unas tres
horas, agarramos la diagonal para cruzar la pared del Lothse.
En medio están las conocidas bandas amarillas, una formación
rocosa que corre horizontalmente estas montañas a los 7800
metros.
Me cuesta mucho, no tengo técnica en el uso de grampones
para andar sobre piedra. Una cosa es andar en hielo donde
puedo sentir que las puntas de los grampones se agarran en
mi paso metódico y regular, y otra es la de andar a esa
altura luchando por afirmarme y procurar no resbalarme
continuamente.
Mi
respiración se interrumpe a cada esfuerzo… A cada paso… Me
sofoco… Busco aire dentro de la máscara… No lo encuentro… Me
ahogo…
… Tendy Die… Cole, Cole Peff… Es lo único que me sale decir…
Please despacio por favor… No tengo aire…
Cruzamos… Bien… Seguimos la diagonal. Pasamos al ladito del
camp cuatro, el último del Lothse… Seguimos en diagonal, ya
bastante mas empinado hacia el espolón de Ginebra…
Sigo, sigo subiendo. A cada rato paro a recuperar el aire. Y
eso que Tendy me viene marcando un paso muy lento y regular…
Un paso, respiro dos veces, otro paso… Así sigo… No puedo
rezar… Me distraigo… Me distrae, Ella, me sabe entender. Lo
haré en otro momento. Ahora sólo un paso… Y otro…
Llegamos, llegamos, el espolón de Ginebra…
Tendy Die me da un abrazo. Ahora sólo queda una caminata
horizontal, bordear el Lothse, unos 20 minutos y estaremos
en el South Coll, nuestro camp cuatro ¡Nuestra plataforma de
lanzamiento!
South
Coll, camp cuatro… Una enorme meseta a los 8000 metros,
formada por la unión del Lothse y el Everest… Allí ya están
nuestras carpas. Armadas unos minutos antes por el equipo de
Sherpas de Tendy. Qué monstruos que son.
Son las 3 de la tarde, tardamos entre 6 y 7 horas en llegar.
Buen tiempo me dice Damián.
Tan sólo nos queda esperar a que se den las condiciones para
arrancar, en un rato nomás. El plan inicial es salir a las 8
de la tarde… Será… Hay bastante viento… Así no es posible.
Les diría que imposible… Mucha impericia, muchas muertes se
han cobrado estos momentos, en estas condiciones. Es la
montaña quien debe abrir su pequeña ventana y dejarnos
avanzar.
Los vientos siguen muy fuertes, mas de 100 kilómetros por
hora pasan a través nuestro. Nuestras carpas son un rugido…
Se bambolean… Las The North Face resisten a cada embate… No
así mis temores, que sólo Damián sabe dominar…
“… Calma Leito, esto esta pronosticado, esto es así… Confiá…
Se va a calmar… Che Leito me cebás unos mates che…”
¡… Qué pasta estos Benegas…!
Avanza la tarde, el viento sigue… Creciendo….
Damián
comienza a hablar con Willie. Desde el Base Camp puede
chequear vía Imnersat los pronósticos del tiempo.
“… Si Dami, esto va a seguir así por un rato… Se esperan
vientos fuertes hasta entrada la noche. Después calma…
Tranquilos…. Posterguen la salida”.
***
“… Che Leito querés comer algo…”
… No, no se me ocurriría una mejor cosa…
… Bueno seguí cebando mate, hay que hidratar…
Qué locura… Dónde estoy… Dónde me metí…
Mucho, pero mucho frío. El helado viento bajaba las
temperaturas a menos de 30 bajo cero… Procuraba calentarme.
En especial mi pie izquierdo. No lo sentía… Si a flor de
piel los nervios, como el viento, no dejaban de abatir.
Son
las 8 de la tarde, el sol ya no esta, la temperatura sigue
bajando, el viento cada vez más embravecido…
… Qué querés Dios mío… Esto terminará acá… Que sea tu
voluntad…
Impaciencia, ansiedad y mucho temor. Se lo confieso a
Damián…
“… Tranquilo, haceme caso, esto va a calmar…”
No me queda otra que rezar un rato. Encomendarme, confiar en
mi plano humano… En Damián… Pero tengo miedo.
Ya son las 9 de la noche, el viento sigue… El frío ya no lo
puedo controlar…
…. Damián vuelve a hablar con Willie…
“… Si Damián, esto va a calmar…”
Qué ansiedad… Qué temor…
Son las nueve y media… El viento comienza a calmar…
Comienzan otras expediciones a salir de sus carpas…
… Llega la orden de Damián…
Vamos… Vamos… Salimos ya…
La Cumbre del Mundo
Mi dedo estaba mal, bastante oscurito. Todo lo que había
podido recuperar en los días de descanso ahora estaba para
atrás. El dedo estaba frío, frío, color morado. La vieja
ampolla en la parte inferior sangraba, lloraba agua oscura.
Damián estaba preocupado. Teníamos que ver como protegerlo
del frío en los peores momentos de la última trepada. Qué
hacer…
Se me habían acabado…
A buscar en otras expediciones. Conseguimos. Dos pares…
Bueno parece que con esto puede andar…
Preparamos los calentadores en las botas triples. Otro par
los pusimos en las piernas, en las canillas. Esto daría
calor al pie y generaría circulación. Ahora sólo Dios dirá
cómo seguirá. Lo único que quería es que esto no me dejara
fuera de carrera en mitad de la ascensión… Me encomendé… De
todas maneras en mi interior sabía que había un riesgo, un
fuerte riesgo, pero tenía que estar dispuesto a afrontarlo.
De otra manera no puedo llegar… Siempre habrá un precio que
pagar.
… Salimos, salimos ya… La orden de Damián…
… Afuera de las carpas. Yo tenía todo listo. Linterna
frontal con pilas nuevas. La mochila con el termo con mate
cocido con mucha azúcar. Los guantes, los mitones puestos
con calentadores adentro. Llevaba mi teléfono Iridium. La
máquina de fotos la puse en el traje de pluma. También
dentro del traje la botella con mate cocido, bien caliente.
Algunos caramelos, unos chocolates y 3 pastillas de glucosa…
Todo listo…
Tendy
me ayudo a poner los grampones. La orden era que no sacara
las manos de los mitones. Bajo ningún motivo. La noche
seguía ventosa, un viento helado mantenía las temperaturas
muy pero muy bajo cero.
A caminar… Los primero metros, un centenar al menos, son
planos, en el mismo collado. Nieve, hielo y piedras. Difícil
de andar, sobretodo que todavía estábamos fríos, el oxigeno
a toda marcha no alcanzaba a poner nuestros corazones a
ritmo.
Lo seguí a Tendy, el sabe de esto, me iba marcando uno a uno
cada uno de los pasos que debía dar. Un paso, respirar, otro
paso, respirar, y así otro… Por encima nuestro veía las
lucecitas de las expediciones que ya, una hora antes, habían
empezado a marchar.
Parecían cortas las distancias, pero en nuestro lerdo andar,
en la lerda marcha de cumbre, no parecían pasar… Paciencia,
será una noche muy larga… Seguilo a Tendy. Concentrate como
nunca en tu vida en cada uno de estos momentos… Un paso y
respirar, otro paso y respirar.
Llegamos al primer paredón de hielo, el fin del collado.
Ahora con nuestros jumars a asegurarse a las cuerdas fijas y
procurar no perder ritmo. Escalón a escalón, despacito
fuimos entrando en la primer sección de la ascensión, la
pared triangular. Un callejón de nieve y hielo entre grandes
formaciones rocosas de la cara sur del Everest.
Una subida regular, metódica. Nos llevaría unas 5 horas en
pasarla. Subir desde el collado hasta los 8400 mts. Ahí
alcanzaríamos el filo sur. En un lugar conocido como el
Balcón.
Venía muy bien, el oxigeno lo llevaba en 3 litros y medio
por minuto. Las piernas, en especial el pie izquierdo estaba
calentito… Los venía moviendo y moviendo.
Avanzábamos
raudamente. Me sentía fuerte y bien. De a poco nos fuimos
acercando a otras expediciones… Nos acercábamos más y más…
Los primeros escollos. Como pasar en las cuerdas fijas a los
que ya comenzaban a demorar la subida.
Normalmente los escaladores van acompañados por un guía o
por un sherpa, así que Tendy, con mucha amabilidad y otras
veces con un poco de rigor, exigía que nos dejen pasar. Toda
una operación, toda una complicación. En mitad de esta
pared, una pendiente muy pronunciada, debíamos pasar
nuestros seguros y jumar entre estos escaladores atrasados…
… Peligro, riesgo… Si… Uno está expuesto a una gran
pendiente, se debe realizar una maniobra rápida, subir unos
cuantos metros en aceleración, ahí el oxigeno parece no
alcanzar…
Pasamos a los primeros…
… Hey Tendy Die… Cole, Cole Peff… Recupero el aire…
Por suerte, luego de estas primeras horas de andar, el
viento calma, la noche se pone muy agradable. La temperatura
de nuestros cuerpos, defendida por los enormes trajes de
plumas, nos ayuda a seguir rápido, tranquilos, respirando y
un escalón y otro escalón… Así pareciera que podemos seguir
y seguir.
¡Grande Leo podés, grande Leo seguí así!
Uno a uno fuimos trepando escalones de hielo. De tanto en
tanto la nieve aparece floja, patinosa en la pendiente.
Tendy laboriosamente va marcando los escalones para que mi
trabajo sea menor… Pero el suyo es mayor…
Nuestros jumars trabajan y trabajan, un paso y jjjukk para
arriba, nuevo seguro, me afirmo y avanzo…
Aparecen piedras en nuestro camino. Hay que afirmarse bien,
ajustar el grampón y un esfuercito más, y otro, ahora a
recuperar el aire… La vamos pasando, así como a otros
rezagados…
Vamos che, vamos che… Solo aliento en mi interior… Ya no hay
pelea entre los yo. Sólo el valiente se anima en estos
momentos a permanecer paso a paso a mi lado…. Gracias Dios,
gracias Madre… ¡Sigamos así!
Ya al cabo de unas 3 horas el nevero por donde subimos dobla
ligeramente a la derecha, el último empujón para llegar al
Balcón… 2 horitas más me dice Tendy Die, sigamos así.
Llegamos al Balcón… Si un increíble balcón. La noche clara y
serena nos deja ver desde este punto de la arista Sur una
inmensidad indescriptible. Ya a esta altura, ya a los 8400
metros, estamos por encima de todo. Solo arriba de nuestras
vistas el serpenteante recorrido que debemos hacer, la
arista Sur, que sólo pareciera terminar allá, allá en la
inmensidad del estrellado cielo.
Un camino largo, empinadísimo, en el medio aparecen grandes
rocas, inmensas, donde debemos doblar a la derecha. Al fin
de ese recorrido se ve un puntito blanco. ¿Qué será?
¡¿Tendy es la cumbre sur?!
…Sí y allá, mas allá, después de ese filo irregula la
Cumbre… El Everest…
Ahúa,
estoy acá… Está tan solo allá… Lo puedo hacer… Solo sigamos
así…
En el Balcón aprovecho la parada para hidratar, mate cocido
con azúcar, calentitos todavía en mi botella que llevaba
dentro del traje de pluma.
Tendy me cambia la botella de oxigeno… Me saco la mascara y
comienzo a respirar ese aire tan enrarecido, tan pobre como
helado que nos depara esa noche en la altura…
… Rápido Die por favor… ¡Esto está helado che!
No más de 5 minutos y seguimos, con el mismo paso y
tranquilidad, ahora por la arista Sur.
Comienza el viento, son cerca de las 3 de la mañana,
comienzan a aparecer los primeros vestigios de luz… Pero
también comienzan los primeros problemas…
En la parada en el Balcón se me congela la válvula de
regulación del mix de aire externo con la entrada de
oxígeno. Esto hace que me resulte complicado respirar. Soplo
y soplo. Consigo sacar el hielo que ha endurecido la
flexibilidad de la delicada membrana que a cada respiración
debería funcionar.
Sigo… Se vuelve a trabar… Vuelvo a soplar…
… Tendy esto va mal… No puedo respirar…
Tendy Die se acerca, ahora él sopla por la válvula hacia
adentro. Siento que unos miles de pedacitos de hielo van
hacia mi nariz y boca… Ajjjj… Pero ahora puedo respirar.
Nuevamente puedo llenar mis pulmones de ese aire puro y
fresco que nos da el oxigeno. Qué placer, como lo
necesitaba.
Sigo… Se vuelve a trabar.. Una y otra vez Tendy me vuelve a
ayudar…
Sigo… Se vuelve a trabar… Ya estoy cansado, mareado, la
lucha con oxigeno deficitario me resulta muy difícil de
llevar…
Según
el manual de la máscara, en caso extremo de necesidad,
frente a estos problemas lo ideal es retirar la válvula y
seguir con una mezcla de aire natural. ¿!Dice que funciona
igual!?
Vamos así, ya estamos cerca de las rocas. Seguro esto
mejorará…
… No, no tengo aire… Más en esta sección de escalada en roca
a semejante altura… No, no puedo respirar….
… Tengo frío, los pies congelados… Sin oxigeno en
suficiencia no consigo generar calor interno… Llevo cerca de
dos horas así… No siento los pies… Me empiezo a preocupar…
¡¡¡¡¡Tan cerca y tan lejos!!!!!!
… Tendy…. Tendy… Hagamos algo…
Se acerca Damián. Nos aseguramos en las cuerdas y se decide
que Tendy me de su válvula… El es fuerte, seguro lo podrá
aguantar… Pero che, qué generosidad…
Ahora si, nuevamente el frescor, nuevamente la combustión¡¡¡
Las rocas me cuestan muchísimo. Ya les dije mi técnica con
grampones en roca es pobre… En estos momento paupérrima…
Tengo que poner más y más fuerza en cada avance. Poner las
puntas del grampón en una pequeñísima saliente, asegurar el
jumar, juntar aire y un esfuerzo, subí 20, subí 30, subí 40
centímetros… Paramos unos segundos, recupero el aire,
seguimos, y seguimos, y seguimos… Centímetro a centímetro es
la pelea que debo dar en este gigante de miles de metros…
Pareciera una pelea desigual¡¡¡
Hay… Esto parece no terminar… A nuestro costado la ladera de
hielo de la arista. Me pregunto, porque no podremos ir por
ahí… La veo… Y si no podemos ir por ahí, la pendiente es
prácticamente vertical.
Ya es de día, ya hay luz… Ya podemos ver el mundo. Todo
abajo, todo a nuestros pies… Me motiva, mucho, mucho, tengo
que seguir.
Nos llevo un buen rato pasar este infierno… Paso… Ahora nos
quedan unos 60 metros, verticales. Paso a paso con nuestros
jumars, muy despacio vamos avanzando. Mi mirada solo esta
ahí, en ese puntito, ese puntito blanco, ahora bien cerca…
¡¡¡¡La Cumbre Sur¡¡¡
Lo único que pienso es en concentrar mi paso con la
respiración… Ya no es uno a uno… Ahora necesita al menos
tres respiraciones por cada paso… Pero no hay apuro, no hay
prisa… Solo hay que llegar… Solo hay que llegar… Solo hay
que llegar….
… Dale uno más… Dale uno más…
Seguimos, yo muy cansado. Los pies no los siento… Solo las
ganas de llegar siguen empujándome. En ésta no puedo fallar…
Damián, que ya estaba en la Cumbre Sur, me hace señales. Me
alienta.
… El ya está allá… vamos Leito vos podes llegar también!!!!
¡¡¡¡¡¡Cumbre Sur!!!!!! ¡Ya casi estoy!
***
Muy cansado, exhausto, la falta de oxigeno en esas dos horas
de la noche habían devastado mis fuerzas. Pero aun así, sin
casi poder, avanzamos los pocos metros de la Cumbre Sur…
Uahuuuuu… A nuestro frente la arista que une las dos
cumbres… La Cumbre Sur y el Techo del Mundo… Chomolunga… El
señor Everest¡¡ Qué foto… Qué foto que tenía vista en tantas
y tantas oportunidades… En tantos y tantos libros… En tantos
y tantos sueños¡¡¡
Muy
sinuosa, rocosa, una bajada inicial y unas rocas, una pared
de rocas como primer escalón… El famoso escalón Hillary… Más
allá, luego, en hondonadas un ascendente recorrido… El fin…
Si el fin de nuestro mundo… Más allá no hay nada donde
pisar¡¡¡
Antes de arremeter esta última etapa aprovechamos a realizar
un nuevo cambio de oxigeno. Tendy lo hace muy rápidamente.
Me siento cansado, muy cansado, sin fuerzas… Saco dos
pastillas de glucosa y despacito con mate cocino las empiezo
a masticar… Mágicas… El azúcar y oxigeno comienzan a hacer
efecto. Siento una gran combustión…
Estoy a full nuevamente. Vamos, vamos, sólo queda este
último empujón!!
Arrancamos, ahora es todo para arriba, muy sinuosa por el
fino filo cumbrero.
A un lado precipicio, una parte de nuestro mundo. Al otro,
precipicio también, la otra mitad de nuestra redondez.
Por un lado, por el otro, vistas difíciles de sintetizar.
Miles de picos, miles de montaña, las que días anteriores
nos parecían gigantes, hoy se rinden a nuestras miradas…
Trato de diferenciar los distintos picos. Me cuesta, son tan
chiquitos, se ven tan pequeñines… El Pu Mori, ese cono tan
perfecto que nos rugía y amenazaba diariamente con sus
desprendimientos y avalanchas en nuestra vida en el base,
ahora tan solo un pequeño conito blanco…. El Ama Dablam,
majestuoso, uno se rendía a sus pies, ahora con sus tan
solos 7000 mts, es él el que esta a nuestros pies… El
Lobuche, aquel que tanto costo, hoy tan solo uno más de los
miles de picos y cerros, que rodeando a Chomolonga, dan
pleitesía a esta diosa de nuestra terrenalidad…
… Entre ellos distingo los bravos ríos helados de glaciares
que van surcando las laderas de estas montañas… Todos ellos
parecen los brazos, tentáculos, que hacen sostener a la
enorme inmensidad por la cual nos atrevemos a transitar…
… Gracias Dios mío, que gran oportunidad que me das¡¡¡
Avanzamos muy despacio, veo que Tendi Die no viene bien… Las
maniobras de cambio en cada uno de los anclajes de las
cuerdas fijas los viene haciendo más y más despacio.
… Tendi Die, Tendi Die estás bien..?
< Si, si…>
Seguimos, los primeros metros del filo cumbrero son
prácticamente horizontales.
Llegamos al siguiente anclaje. Tendi sigue mal… ¿Qué le pasa
che…?
¿Tendi Die, estás bien?
<Si, si…>
No se mueve, está con la cabeza gacha, mirando sus desnudas
manos… Qué le pasó… Me preocupo…
… Damián, Damián, vení, vení che, Tendi no esta bien…
Como es Damián llega enseguida, estaba cerca, cerrando el
grupo.
A Tendi no le funcionaba la máscara, aquella que había
desarmado para arreglar la mía… Su botella de oxígeno
también parecía vacía.
Enseguida
Damián le cambia por la suya. Ahora es él el que correrá sin
oxigeno. Ahora es él el que tendrá el riesgo de moverse en
estas alturas sin este elemento fundamental… Qué
generosidad, qué compañerismo, qué espíritu… ¡Es Damián!
Seguimos. Tendi en muy poco tiempo vuelve a su normalidad,
su sonrisa, su fortaleza vuelven a aparecer.
Pum!! Y esto cómo se sube… Cómo subir este peñón… Cómo subir
el Escalón Hillary… Pero saben qué me causo una enorme
emoción. Estar justo acá, el famoso escollo que se supo
salvar unos 50 años atrás para llegar a conquistar este
gigantón!!!!
Sigo todo lo que hace Tendi… Seguro sin la misma
naturalidad… Pero estoy acá…
… Leito estas…
Un gran peñón de roca. Piso en un neverito a la izquierda,
otro poquito más, me afirmo con el jumar en las cuerdas… Un
empujón… Pie izquierdo en un hielo entreclavado en la roca,
un giro, el derecho a otro, me afirmo en el jumar, otro
empujón… Dónde… Allá lo puso Tendi… Ya estoy… Ahora me
siento, giro, paso las piernas… Ya estoy en nieve segura…
¡Lo pase!
Giramos por arriba el escalón y seguimos dando unas vueltas
a unas rocas. Tengo que afirmarme, el precipicio parece
infinito.
Salimos, salimos…
Seguimos cuesta arriba por el filo. Solo vemos grandes
formaciones de hielo… No quiero acelerar nada. Mi paso es
más y más lerdo. Se que tengo tiempo, no quiero poner nada,
nada, en riesgo en este momento.
Un paso, respiro unas cuantas veces, otro… Y así… Busco
método… Me ayuda a seguir… No importa cuanto tarde!
Llegamos a lo alto de nuestras vistas, más allá, sobre la
izquierda hay unas grandes piedras, pero no puedo distinguir
la cumbre, aún otra expedición nos las está tapando…
De nuevo, despacio, Cole, Cole Peff… Tendi Die por favor…
Ya las cuerdas fijas ya son sólo un sostén en las manos….
Estamos cerca, muy cerca… Más que nunca concentrate. El aire
es muy fino. Cada bocanada de oxigeno hay que digerirla,
sintetizarla y avanzar. Es todo sincronía.
Pasamos esta enlomada… ¿Será ahora?… No, viene otra
ascensión…
Sigo trabajando, en mis pasos y respiración…
Pero che hasta cuándo este gigante seguirá ascendiendo…
… Hasta el cielo che… Estás en el Everest… Estás en el
cielo.
No
recuerdo pero estimo que tardamos cerca de dos horas en este
subir y subir.
De golpe Damián se pone a mi lado, me dice… Esperá que me
preparo…
… A qué… Será ahora nomás…
Sí, sí, sí… Ya veo la cumbre¡¡… En realidad ya no veo más¡¡¡
***
Empiezo a pucherear… No controlo el llanto… Solo quedan 20
metros… Lloro… Camino despacio… La máscara se llena de mis
puchereos… No importa ya… Ya estoy acá¡¡¡
… Luisita mi amor… gracias, gracias por todo tu cariño y
apoyo…
… Dios mio, Madre mia… Son nuestras Seven Summits… Al fin el
Everest…
… Todo es confusión en mi cabeza. Me quiero tirar ahí nomás…
Pero faltan 20 metros… 20 metros nomás…
… Damián nos espera en la cumbre, sonriente…
<Vamos Leito… Bienvenido a la cumbre…>
Lloro, pucheréo… No puedo parar… Todo, todo viene a mi
cabeza. Tantos años de lucha… Aquellas piedras del año
pasado… Tanto sacrificio… Todo el apoyo de mi amor¡¡¡
Llegué… Llegué…
Me tiro arriba de Damián… Lo abrazo, lo beso… Lloro…
***
¿Cómo seguir ahora no?… Porque me emociono, porque lloro
ahora también..
El techo del mundo. El Everest. Nada por encima. La morada
de los dioses, la morada de nuestro Dios.
Mis
amigos, Diego, Oscar… Seguro descansando por ahí estarán…
Julieta, no te conocí pero sé que también divertida por ahí
andarás….
Gracias, gracias, gracias Dios mío, Madre… Luisita, Carito,
Sofi, Jocky… Mamá, Papá… Mi lindísima familia… Amigos,
compañeros…. A todos gracias¡¡¡
Damián… Die… Willy… Die… Tendy… Die… Mil gracias…
Abrazos, felicitaciones. Un Tendi Die emocionadísimo, su
novena cumbre… Llega Matoco con el resto del grupo… Seguimos
festejando.
Suena la radio, es Willie felicitándonos… Desde el base
viene monitoreando cada uno de nuestros pasos…
<… Hey Damián ya llevan 15 minutos en la cumbre es hora de
bajar…>
… Fotos, fotos, rápido, hay que bajar… La orden de Damián.
Pero si recién estamos acá… Me quiero quedar… Tanto esfuerzo
costó… Me quiero quedar.
Rápidamente Damián saca unas pocas fotos. Mi máquina, que
llevaba dentro del traje de pluma, es un cubito de hielo,
imposible de hacer andar.
Me queda sólo una cosa, llamarla a Luisita… Otro llanto más,
otro agradecer más… Lo hicimos juntos mi amor¡¡¡
Bueno ahora a bajar.
Cerca de 11 horas nos había tomado la subida. Todo muy
difícil. Pero ahora debíamos bajar… Estábamos felices,
contentos, aun así no debíamos perder la concentración… El
gran Mallory, quien aún baga por ahí, nos advertía… “La
subida es más fácil porque nuestras manos están cerca de los
ojos, en bajada los pies están lejos”… Y no les cuento
tratar de ver por encima de la odiosa pero indispensable
máscara.
Despacio, más despacio que nunca. No tenía ningún apuro…
Ninguno… Ya había llegado… Ya lo había conseguido… Despacio…
Con Tendi Die marcando cada uno de los pasos, cada uno de
los pequeños lugares donde pisar, fuimos recorriendo cada
metro, cada centímetro, el recorrido que tanto nos había
costado.
Llegamos al Collado Sur a eso de las dos del mediodía.
Llevábamos cerca de 16 horas de marcha… No, no… Llevábamos
dos meses de trabajo… Estaba muerto, un muerto feliz…
Vuelvo a agradecer a Tendi Die. Otro abrazo, uno mayor al
otro…
¡¡¡¡¡Estaba feliz¡¡¡¡
Damián, que había bajado unos minutos antes me tenía unos
mates preparados. Estaba junto con algunos de nuestros
Sherpas, tirado en las rocas, entre las carpas. Pero era tal
mi palma y cansancio que no pude dar un metro más. Me caí,
literalmente me caí en la entrada de la carpa.
No encontraba fuerzas para dar un paso más, para moverme ese
pedacito más. Necesite la ayuda de Migma, otro de nuestros
Sherpas para poder sacarme la mochila y entrar en la carpa…
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