Un Champaquí más... y van... pero nunca es solo uno más. Cada ascenso y descenso tiene su propia identidad. Uno nunca es el mismo, los guías cambian, los grupos también. ¡Y el Dios clima es impredecible! Lo que sí se mantiene vivo y estable es esa ansia de caminar la montaña, de sentir la piedra, el verde, el paisaje todo en cada célula de la piel. Fue una experiencia hermosa y a la vez nos puso a prueba: frío y lluvia nos acompañaron para despedirnos el último día con un sol radiante que me invita a volver... una vez más. ¡Gracias a todos! por la camaradería compartida.
Anna Szabó
El champa se hizo rogar, no se queria mostrar hasta el 3er dia que nos regalo toda su belleza, se nos puso duro la subida, con la lluvia y el granizo,pero no bajamos los brazos y logramos cima. A los guias y cocineros me saco el sombrero, nunca nos dejaron que nos falte algo siempre a disposicion con una sonrisa.Un exito mi primer experiencia, vuelvo y espero que este despejado jaja... Saludos y muchas felicidades Walter Román |