Gente linda. Senderos hermosos. Ricas comiditas. Charlas amenas, emociones, piernas sanamente cansadas. Corazón alegre. Sonrisas en la cara y el alma. Manos que comparten.Puedo seguir y seguir y no completaría la lista de sensaciones que hace que cada año vuelva al Champaquí.
Me encanta cruzar otros grupos en los senderos y, cuando veo gente mayor sendereando, me inflo de energía. Si ellos pueden ¡yo también!
Y los guías, que aportaron un plus de sensaciones y conocimientos enriquecedores ¡gracias! Realmente me sentí en casa. (acabo de descubrir porqué siempre vuelvo)
Marion Vollmer

Una experiencia unica! Que gran equipo tienen! Gracias por la paciencia, atencion, cuidado y buena onda siempre. Un grupo con una calidad humana increible. Claro que repetiria... A mi me los recomendaron y sin duda yo hare lo mismo. Aguanten los del fondo!!!
Gisela Diperna

El Champaqui me trae una vez más a los senderos de montaña en su modalidad más tradicional, que resultó ser todo un aprendizaje en lo personal. Con el físico al límite “la cabeza” fue quién prevaleció, demostrando una vez más que ambas cosas son necesarias pero ésta última es fundamental. Los guías de Alto Rumbo con la misma pasión con la que desarrollan su tarea y siempre bien predispuestos a dar una mano al que la necesite y buscar el mejor camino para el grupo. Los guías unos genios!!! Resumiendo momentos…aproximación a los domos, el ascenso a la cumbre, “El Balcón” impresionante, el descenso por la ruta de los Cuarzos (Cara Norte), hicieron a este Champaqui, INOLVIDABLE. Nuevamente gracias a los Guías y a Alto Rumbo por su esfuerzo y dedicación y al grupo por la camaradería. Ahora iremos por MÁS!!!
Gonzalo Cayo

No es necesario ir lejos cuando se puede subir alto, me dije, contraté a Alto Rumbo y preparé mi mochila. En el viaje pensé una frase de montañeros que advierte que no hay que subestimar ninguna montaña por pequeña que esta sea, que todas tienen un carácter muy o demasiado fuerte. Y están en lo cierto. Este cerro impone un respeto y admiración con su inhóspito y escabroso terreno desde el comienzo de la travesía. La experiencia del Champaquí me ha abierto una nueva ventana: un vasto mundo que mis ojos ven y verán por vez primera, un mundo cercano al cielo con su belleza y clima particular que te llevan de ratos al límite físico y mental para compensarte en cada momento de reposo en un encuentro fraterno con el ser de uno y de las cosas.
Nicolas Meza