Fotos y Memorias  
Entrenamiento en el Champaquí
Agosoto 2015
Temporada 2013
Experiencia 431  

¡Todo empezó un domingo después de entrenar cuando Andrea me dijo en su tono característico: Maribéeeeee, extraño la montaaaañaaaaa!!!! Sí, nosotras, del oeste del GBA, donde nuestro pico más alto es el puente de la colectora, extrañábamos las montañas. Así que esa misma tarde ya estábamos mirando por internet propuestas. Personalmente quería hacer el Champaquí, porque escuchaba a los más duchos decir que es el primer paso para los ascensos más complicados. Alto Rumbo tenía una propuesta justa para nosotras, más exigente que lo habitual: Hacer el Champa en 1 día. Armamos un grupo compacto de 5 mujeres parecidas pero distintas, pero acostumbradas a los desafíos de la vida y el deporte. La organización fue sencilla. Respuestas rápidas, indicaciones precisas que ya desde esos detalles mostraba que tenía experiencia. No paraba de escribirnos por mail que la propuesta era “exigente”.

16 de Agosto sería el día. Llegamos un día antes a Villa General Belgrano y fuimos poniéndonos en clima, ajustamos los últimos detalles. Miramos pronósticos y decidimos indumentarias. A las 5 y media de la mañana del 16 dejamos la cabaña y partimos a Villa Alpina. Todavía de noche a las 6:30 comenzamos los 40 km de recorrido. Nuestra meta era hacer cumbre y volver. Pensábamos
tardar unas 12 horas. Primero bosque y enseguida aparecieron los macizos antiguos de piedra que son el mismo camino. Sólo haríamos paradas técnicas, nada de descanso. El día estaba maravilloso y parecía que el abrigo iba a ser excesivo. Yemil tenía calculados los tiempos para poder cumplir lo programado. A la ida predomina el ascenso y después de 7 horas de recorrido pensé en que no podría hacer cumbre, que esperaría que mis amigas llegaran y nos reencontraríamos para volver.

Pero el “o todas o ninguna” me animó a seguir. A la una de la tarde llegamos a la base. El clima se había puesto más frío, bastante hielo en el camino. Veníamos cumpliendo los tiempos perfectamente. Sólo faltaba el último ascenso y hacer
cumbre. Pero, Ops!!!! En la base había varios contingentes subiendo muy lento por la dificultad que agregaba el hielo. Se nos complicaba el cronograma. Yemil tuvo respuesta rápida. Ascendimos por la cara norte, más difícil pero sin hielo y sin otros montañistas. Así que 15 minutos antes de lo previsto hicimos cumbre. Abrazos, lágrimas, emoción. Después las fotos y el almuerzo. Agradecer a las chicas el aguante.

Antes de media hora ya habíamos comenzado el regreso. Unas más, otras menos, todas sentíamos el cansancio. El agotamiento va cambiando el humor. Pero siempre un chiste o una palabra de cariño compensaba la carga de las horas. Cayó la noche y el andar se hizo más lento por la dificultad de caminar con linternas. Y porque las piernas iban como podían. Después de 14 hs
llegamos al punto de partida. Dos horas más de lo que creíamos, con más cansancio del que habíamos pensado. Pero felices, tan felices de haberlo logrado. El último detalle fue la picadita que tenían prevista para la llegada.

Las buenas experiencias te dejan así, pensando en la próxima.

 

 

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