Al Champaquí con Papá 30 de octubre al 2 de noviembre de 2014. ¡Esta es mi cumbre!, dijo la andinista a 250 metros de hacer cima en el Aconcagua. Y descendió sana y salva. Nuestro guía de montaña, nos enseñó que llegar a la cima no es hacer cumbre. Hacer cumbre incluye tener un resto para volver y volver es, entre otras cosas, seguir viviendo. ¡Vaya paradoja, hacer cima lo hace cualquiera! Algunos dicen que Champaquí significa “agua en la cumbre”, nos contó el guía. Allí estaba: una pequeña olla de agua, quieta y breve. Casi irreverentes la sorteamos por un costado sin detenernos, quizá buscando el punto más alto. Pero el agua, en silencio, nos esperaba y nos daba su bienvenida como lo hiciera con aquellos aborígenes hace tantos siglos. Es cierto, la vimos y por ende llegamos. Ese mediodía de noviembre doce niños con sus doce padres hicimos cumbre. Algunos pisamos la cima del Champaquí, otros aguardaron en el refugio de montaña y otros nos hicieron el aguante aquí en Rosario. Pero la cumbre fue de todos. Gracias, por habernos mostrado el camino. Gracias, pibes, por habernos guiados a la cumbre propia de cada papá, una vez más.
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