Al sonar el despertador por la mañana, me levante pensando que iba a realizar un viaje más. Tomé mi mochila y me fui hacia un lugar que se llama Villa Alpina y me puse a caminar acompañado de 17 personas mas, todos teníamos destintas expectativas de lo que podríamos encontrar en el cerro mas alto de ese lugar. Desde ese punto inicial hasta el final se formo un gran grupo donde solamente la meta era disfrutar de un lugar inmenso y maravilloso que no te lo puede brindar una ciudad. En ese lugar solamente existió la igualdad donde una marca no condiciona o te hace resaltar de los demás, la riquezas mas importante que se puede encontrar es el ser mismo de la otra persona que te acompaña al caminar.
Tres días maravillosos he pasado con un gran grupo de personas recorriendo cada parte de ese lugar.
Me hice de un nuevo amigo y le prometí volverlo a visitar, ya que el fue tan cordial conmigo abriéndome las puertas de su hogar, acompañándome en cada momento, enseñándome a encontrar lo mas hermoso de la naturaleza que un hombre puede apreciar. Yo encontré en mí una paz muy difícil de poder explicar.

Mi amigo Sebastián me invitó a esta experiencia única, un nexo único con la naturaleza y con uno mismo, algo increíble e indescriptible con palabras de cualquier idioma, esperemos nos podamos volver a ver para otra fascinante aventura!!!!!.. les mando un fuerte Abrazo desde Santa Fe capital, y desde ya muy agradecidos a los Guías, por su profesional comportamiento, excelente predisposición y por trasmitir ese amor por la actividad.

Como dijeron los guías, la montaña no es sólo la cima, debe disfrutarse en todo momento y es mucho más llevadero si uno está rodeado de amigos y buena onda.

2.790 metros sobre el nivel del mar - 3 días de marcha - 45 km recorridos - 18 personas... estos números no explican nada! no van a explicar la camaradería y la buena onda del grupo, la mano siempre dispuesta a ayudarnos entre todos, ya sea en los momentos de cansancio o de dificultad para subir alguna parte empinada, la satisfacción no solo de llegar a la cima, si no de lograr nuestras cimas personales y de batallar constantemente contra esa vocecita dentro nuestro que quiere que nos demos por vencidos, la majestuosidad de la vista desde el balcón, el esfuerzo de los guías por integrarnos a todos y ponerle onda para que todos nos aprendamos los nombres y nos conozcamos, lo reconfortante de llegar y que nos reciban siempre con una merienda y una cena rica, los "BUEENOOOOO"! del guía para que retomemos la marcha después de las pausas, sin importar el cansancio, la fuerza de voluntad necesaria para volver al camino cada día, la tranquilidad de la estancia de Moisés López, el sonido de nuestras propias pisadas y los silencios que se escuchaban por momentos cuando dejábamos de caminar, el sonido tranquilizador de los arroyos, y lo refrescante del agua fresca, tantas cosas que sin importar las palabras que usemos para describirlas, o las fotos que saquemos, son imposibles de transmitir para los que no estuvieron ahí. Muchas gracias a todos (guias y compañeros), y hasta la proxima aventura!