En el año 2008 comenzó esta aventura llamada cerro Champaqui, aventura en la cual me enamore perdidamente de estas tierras, del Rancho de Luna, de cada sendero marcado en la montaña, de cada curso de agua, de cada gota de humedad en la tierra, de cada obstáculo, de cada rallo de sol, de las nubes, de la neblina, de la luna y las estrellas.
Esta nueva experiencia, la tercera que llevo en mi espalda pudiendo realizar mi segundo ascenso al majestuoso champa, fue especial, fue una aventura de reencuentros y de nuevas personas en mi corazón.
Poder mirar al costado del camino y ver a aquellos amigos que amo fue hermoso, no lo puedo explicar. Podía mirar sus rostros y saber lo que pensaban, lo que sentían y ellos hacerlo con migo.
Gracias grupo por permitirme mostrar al Leandro que llevo en mi interior y que cada tanto lo dejo asomar, ese cordobés que dice lo que su corazón le dicta, que hace lo que sabe hará reír, que da pasos cortos pero pendiente de lo que vendrá a cada segundo, ese Leandro que se entrego por completo a la montaña y a las vidas de quienes lo acompañaron.
En el “champa” fui feliz, en el “champa” soy feliz, y esa felicidad continua cada día de mi vida hasta que pueda regresar y pisar nuevamente la tierra que rodea y cuida al majestuoso gigante cordobés.
Gracias Champaqui por permitirme llegar a lo más alto de tu alma, gracias “Alto Rumbo” por guiarme nuevamente a esta experiencia en donde todo es diferente y ya nada es igual.
A Alto Rumbo, a mi grupo, a mis amigos, a mi hermano de la vida, a mis hermanos en Dios, y a Dios mismo por dejarme vivir estos momentos… Gracias con todo mi corazón.

Excelente experiencia. Muy lograda logística, el refugio de montaña un lujo, los guías de intachables, de gran calidad humana y profesional y el grupo de personas increíbles; a partir de esta experiencia, todos grandes amigos. Felicitaciones Alto Rumbo; espero volver a verlos a todos amigos.

Misma montaña, misma empresa, mismas personas (ahora amigos); asi es como arranco nuestro viaje alla por noviembre del 2011, cuando decidimos hacerlo, por lo cual se puede pensar que resulta la misma experiencia... nada mas distinto de la realidad, y eso es por que la montaña siempre te sorprende, no digo que fue mejor ni que fue peor, fue una experiencia dotada de la misma intensidad que la anterior, pero totalmente diferente. De entrada el champa nos empezo a golpear, nos recibio desafiante y retandonos a dar nuestro mejor esfuerzo, por que la visibilidad era poca, por que la lluvia era continua, y asi como nos exigia a cada uno, tambien exigia al grupo a unirse al maximo para rendir mejor, y ahi estabamos de nuevo, dieciseis desconocidos, dejando de lado los prejuicios con los que habiamos llegado, y empezando a confiar en la persona de al lado. Entonces el cerro nos dijo que si, que de esa forma si nos invitaba a recorrerlo, a sentirlo, y a tocar el cielo. Y como si todo eso no bastara, nos despidio de la mejor manera, sentir el calorcito del sol despues de dos dias de andar entre nubes, y ver el brillo de los charcos de agua a lo lejos en la montaña, fue como si el champa nos regalase su mejor sonrisa, y nos despidiese diciendo vuelvan cuando quieran, serán bienvenidos. Con respecto a lo personal me volví muy contento, creo que en este viaje note bastante mi crecimiento como "montañista" por llamarlo de alguna manera, se que me falta mucho pero me pone contento notar un progreso. En cuanto a ustedes, sin palabras, todo perfecto como siempre, creo que pasión, perfección y profesionalismo, son las tres palabras que mejor describen el servicio que brindan. Así que bueno, un abrazo gigante y nos vemos a la vuelta.